Los delfines pertenecen a la familia Delphinidae, que es la más grande y diversa familia de cetáceos debido a su éxito en la adaptación al medio marino. Abarca a numerosas especies de delfines, ballenas piloto, falsas orcas y orcas, que en el registro fósil registran una antigüedad de por lo menos 11 millones de años. Algunas especies comen exclusivamente peces o calamares, mientras otras se alimentan de una variedad de animales, incluyendo crustáceos.
Las especies de delfines presentan variadas adaptaciones físicas que reflejan su dieta y métodos de locomoción, como forma del cuerpo, cráneo y características dentales. Los delfines de cabeza ancha (como las ballenas piloto) comen calamares, los de cabeza angosta (como el delfín común, el delfín de tornillo y el delfín moteado) comen peces, y los delfines con un cráneo de anchura intermedia (como el delfín nariz de botella y el delfín de lados blancos) tienen una dieta más variada, que incluye peces y crustáceos.
La especie de delfín mejor conocida es la del delfín nariz de botella, Tursiops truncatus. Con frecuencia estos delfines son entrenados para ser utilizados en acuarios y parques de diversiones, y se han empleado para usos militares en la localización de minas. En su ambiente natural se observan generalmente en grupos de hasta de 30 individuos, y ocasionalmente en grupos más grandes. Son nadadores muy activos y hay veces en que saltan completamente fuera del agua, también suelen correr la proa de las embarcaciones y en la rompiente de las olas cercanas a las costas. Los grupos que habitan en aguas de plataforma externa usualmente nadan junto con otras especies de defines, como cachalotes o ballenas grises. Se sabe que algunos individuos han llegado a vivir hasta 37 años.
Ecolocación
Los delfines viven en ambientes con visibilidad muy pobre y están adaptados para generar imágenes de su entorno con base en la percepción acústica del medio, tal como lo hacen los murciélagos en el ambiente terrestre. Esta adaptación les permitió evolucionar exitosamente en el ambiente marino.
La ecolocación involucra un proceso activo: el delfín emite una serie de sonidos cortos en forma de "clicks", éstos interactúan con el medio y se produce una nueva señal que le brinda información del entorno, pues entre la señal emitida y la modificada el individuo recibe información de lo que lo rodea. La ecolocación de alta precisión la logran emitiendo sonidos de amplio espectro, es decir, de frecuencias bajas y altas, aunado con un sensible oído direccional. La adaptación desarrollada para una eficiente ecolocación es la presencia de sacos de grasa, tanto en la mandíbula inferior, como encima de la frente, formando el llamado "melón". Esta acumulación de grasa tiene la función de ayudar a direccionar la emisión de sonidos y a recibir los ecos transmitiéndolos al oído medio. Paralelo al desarrollo de estas adaptaciones, los delfines en su evolución adquirieron un enorme cerebro, que les sirve para guardar, procesar e interpretar la gran cantidad de información acústica que continuamente están recibiendo de su entorno.
Delfines oceánicos
Aparentemente los océanos son homogéneos; sin embargo, no es así, pues presentan variaciones de temperatura y salinidad que definen distintas masas de agua y corrientes marinas que fluyen como ríos dentro del gran océano. Los delfines de mar abierto u océano profundo muestran una distribución que se relaciona con estas condiciones oceanográficas y la topografía del fondo marino. Esta correlación también se asocia a la presencia de atunes y otras especies dentro de las distintas masas de agua, lo cual los hace vulnerables a ser capturados durante las actividades de pesca.
Estudios llevados a cabo en el Pacífico este tropical revelan que algunas especies de delfines prefieren unas masas de agua y no otras. Por ejemplo, donde la temperatura superficial del océano es poco variable es donde se desarrolla la mayor actividad de pesca atunera y es donde predominan los delfines de tornillo (S. longirostris) y los moteados (S. attenuata), y en las que existe gran variación de la temperatura hay superioridad de delfines comunes y rayados, además de que ambas comunidades contienen otras especies de delfines.
Muchos aspectos de la ecología de los delfines y otros cetáceos permanecerán pobremente comprendidos mientras no se logre un mejor entendimiento del ambiente marino y en tanto no se administren adecuadamente los recursos y las actividades humanas que impactan en el ambiento marino.
Texto: Óscar S. Frey ± Foto: Óscar S. Frey.