El Gran Arrecife Mesoamericano, llamado así porque abarca cuatro países vecinos, Belice, Honduras, Guatemala y México, es el segundo arrecife más grande del mundo. Su extensión aproximada es de 1000 km y lo importante es que se encuentra en buen estado de conservación.
La parte arrecifal que le corresponde a México se conoce como Gran Arrecife Maya. Éste comienza en la mística Isla de Contoy, lugar donde las aguas muestran los azules característicos del Golfo de México. Debido a que ahí se juntan el mar Caribe con el Golfo de México son aguas muy ricas en plancton, aunque de escasa visibilidad. Los grandes animales oceánicos, como los fabulosos tiburones-ballena, y las aplanadas mantarrayas gigantes se dan cita en este punto para disfrutar su alimento favorito: el plancton.
Siguiendo la barrera arrecifal hacia el sur encontramos, en las aguas transparentes y cálidas del Caribe mexicano, gigantescos bosques de corales, algunos de los cuales parecen cuernos de alce o de venado. Estos bosques, que llegan casi hasta la superficie, forman una colonia que sirve para proteger a las costas de las constantes marejadas.
Contrastando con los corales duros existen los corales blandos, por ejemplo los conocidos como “abanicos” o los llamados “candelabros”. Éstos se mueven al ritmo de las mareas y pareciera que están ejecutando un exótico baile.
La Isla de Cozumel es el destino de buceo más conocido en el mundo. En ella podemos encontrar profundos e impresionantes abismos, y en sus paredes hay cuevas que forman laberintos, en los que los rayos de luz generan un aspecto irreal. Todo esto, junto con las esponjas de diferentes tamaños y formas que allí habitan desafían la imaginación de los buzos más avanzados.
Los arrecifes de coral son los sistemas más complejos y diversos del medio marino. En ellos coexisten miles de especies diferentes que representan en su conjunto a todos los grupos de organismos marinos existentes. Su diversidad es comparable a la de las selvas o bosques lluviosos. Según algunos científicos en términos de biodiversidad es el sistema más productivo del mundo, pues alberga a esponjas, corales, gusanos poliquetos, moluscos, crustáceos, equinodermos y peces, entre otros.
Una clara muestra de lo que es el arrecife la encontramos en el banco Chinchorro, lugar situado al sur del Estado de Quintana Roo en la frontera con Belice. Por sus aguas poco profundas, cálidas y transparentes, dan albergue a todos los organismos antes mencionados.
El gobierno federal junto con el gobierno del Estado han fomentado la cultura de conservación, y para lograrlo, aparte de campañas de difusión, se ha llevado a cabo el hundimiento de diferentes barcos donados por la Secretaría de Marina para que sirvan como arrecifes artificiales. El resultado ha sido impresionante, ya que estos sitios dan albergue a un sinfín de peces, como las pesadas chernas, difíciles de observar en otros lugares los pargos, los loros, los jureles y los rápidos coronados. Además, año con año nos visitan las ágiles rayas águila, pues aquí encuentran un sitio seguro para llevar a cabo su reproducción.
Texto: Alberto Friscione ± Foto: Alberto Friscione