Buceo en la Isla Lobos
Nos reunimos muy temprano en el centro de buceo SCUBA DIVERS URUGUAY, situado muy cerca de “Los Dedos”, un monumento que es ícono en Punta del Este. La mañana es preciosa, típica del verano en estas latitudes, donde el sol comienza a salir y en el cielo no se ven nubes, lo que promete una navegación disfrutable.
El centro de buceo es un local pequeño y nos atienden con la cordialidad que distingue a los uruguayos, muchos con sus mates y compartiendo bizcochos siempre entre risas. Nos dan los equipos para que armemos cada quien el suyo, mientras nos vamos conociendo con los guías y los buceadores de diversas partes del mundo con los que vamos a vivir esta experiencia de bucear en las cercanías de Isla de Lobos.
Nos comentan en el centro, que además de este tipo de viaje donde tenemos la posibilidad de conocer tanto buzos de la región como de lugares remotos, ellos también brindan el servicio a personas que deseen ir en chárter privado. En mi caso conocí buzos locales, argentinos, brasileros, americanos y tres rumanos.
Luego que todos tenemos los equipos pronto los cargamos en los vehículos y salimos hacia el puerto de Punta del Este a tan sólo cinco minutos en auto; descargamos los equipos y los llevamos a la lancha. Ésta es una embarcación de unos doce metros de dos pisos, la tripulación compuesta por marinero y capitán, nos ayudan con los equipos y nos saludan muy amablemente. Nos acomodamos los 15 pasajeros y arrancamos hacia la isla.
Durante el trayecto nos van contando de la historia, de los naufragios y de cuando allí se faenaban lobos, lo cual nos apasiona mucho. El trayecto dura aproximadamente 50 minutos y ya al acercarnos podemos ver a los lobos marinos nadando junto a la lancha, ¡como si nos dieran la bienvenida!
Cuando llegamos, entre la tripulación y los guías seleccionan el lugar de fondeo para un buceo tranquilo. Los guías nos dan el briefing muy detallado en inglés y español; nos asignan compañeros para quienes viajamos solos y una vez asignados, llega el momento tan esperado: vamos a bucear.
Entramos al agua de uno en uno, con la ayuda de la tripulación y nos tomamos de una boya a la espera del resto del grupo. El agua tiene una temperatura de unos 20°C y con los trajes de cinco milímetros sólo se siente un poco de frío al sumergirnos, luego se siente bien. No hace falta sumergirnos para tener a los lobos muy cerca, nos pidieron que no buceáramos hacia la isla, ya que es reserva y acercarnos demasiado está de hecho prohibido.
El buceo es bastante sencillo, la profundidad máxima es de 10 m y nos recomendaron que no nos moviéramos mucho, ya que los lobos iban a venir hacia el grupo, y era verdad. En cuanto comenzamos a descender vemos figuras que pasan a toda velocidad junto a nosotros, la visibilidad promedio es de 5-6 metros. Al principio da la impresión que no se ve mucho, pero al descender y acostumbrar la vista, las siluetas toman forma y al movernos lentamente los lobos pierden el recelo y se acercan muy curiosos. Las crías, que son las más curiosas y pequeñas, se animan a mordernos las aletas, costumbre entre ellos según lo que nos relataron en el briefing. Las hembras -mucho más grandes de tamaño-, se acercan a una distancia realmente sorprendente, nos miran como nosotros miraríamos a un extraterrestre. Algunas más atrevidas se acercan al guía como si fuera un viejo amigo.
El fondo es rocoso con mejillones pegados a las piedras, algunos sargos, que son los peces que más abundan; nadan indiferentes a la presencia de los buceadores. Se ve algún mero de tamaño regular y por supuesto los lobos por todos lados. El buceo dura unos 40 minutos que se pasan muy rápido con la adrenalina de tantos lobos que se aproximan. A estas alturas el grupo se dispersó debido a los pocos metros que se ven bajo el agua, pero mi compañero y yo seguimos juntos como nos pidieron antes de comenzar, a la señal indicada comenzamos el ascenso sin dificultades y emergemos a unos 40 metros de la lancha. Ya algunos buceadores están subiendo a la embarcación y nos dirigimos por la superficie hacia ella.
Al mirar atrás vemos un grupo de unos 10 lobos que vienen nadando con nosotros como dándonos el adiós, nos ayudan a sacarnos los equipos y subimos a bordo. Luego del conteo de rutina y de chequear a los presentes, levantamos ancla y partimos hacia Punta del Este, que es visible en el horizonte.
El regreso está lleno de anécdotas y de intercambios de e-mails entre los buceadores para poder compartir las fotos. El centro de buceo también saca fotos que muy amablemente comparte. Todos los buceadores comentamos que éste había sido uno de los mejores buceos que jamás habíamos hecho. «Amazing» fue la palabra en la que todos coincidimos.
Es una experiencia única, bucear con grandes mamíferos y en tanta cantidad, estamos seguros que es en uno de los pocos lugares del mundo en el que se puede experimentar un buceo tan interactivo con los animales del medio. Nos toma otros 50 minutos el regreso, nos dan bebidas, galletas y más hospitalidad, todo es risas y diversión.
Tengo la suerte de haber buceado en muchas partes del mundo y puedo decir que cuando averigüé por este buceo me pareció que el costo era elevado, pero después de haberlo vivido estoy seguro que fue la mejor inversión que he hecho. Llegamos a puerto pasado el mediodía, nos queda el recuerdo de una mañana inolvidable que esperemos se repita. Quiero agradecer al Instructor Marcos Pietrafesa y al Divemaster Pablo Pioli de SCUBA DIVERS URUGUAY, por enseñarme este lugar tan maravilloso.
Texto: Scuba Divers Uruguay ± Foto: Playas en punta del este / SCUBA DIVERS / vamos a bucear / la tercera