El verdadero lujo es la paz, el tiempo y el espacio en itinerarios hacia reconexiones con el propio ser y la naturaleza.
En Maldivas la vida fluye de manera esplendida en sus dos hábitats únicos, el medio marino y los manglares donde conviven miles de especies de delfines y ballenas, cachalotes enanos, orcas, y el pez más grande del mundo: el tiburón ballena que alcanza entre 18 y 32 pies de longitud; 400 especies de moluscos, 83 de equinodermos, alrededor de 1,100 especies de peces.
El coral es su especie más relevante, y estas colonias conforman los territorios terrestres sobre los que crecen los manglares. Maldivas es un santuario para las aves migratorias y endémicas.
El coco es el símbolo de vida en el lugar, también importante para la ecología, ya que sus raíces sostienen la tierra en su sitio. En la región cada parte de la planta es utilizada. El escudo de Maldivas y su bandera incluyen imágenes del mismo.
En Maldivas se ha creado un sistema de supervivencia debido a múltiples factores, en primer lugar, el aumento del nivel del mar que ya les ha afectado críticamente, debiendo poner en marcha planes emergentes para detener o, en su caso, palear la devastación de sus terrenos.
El cambio climático afecta directamente a las colonias de los corales. El peligro fue tan inminente durante el 2008, que el gobierno de Maldivas habría buscado adquirir terrenos en la India, para lo que contemplaron crear un fondo de ahorro. En 2009 las autoridades realizaron una junta bajo el océano para llamar la atención del mundo, ya que el aumento de las aguas es causado en todos los rincones del planeta, y no pareciera la especie humana haber aprendido de los hechos que se acumulan en una lista interminable.
Con esta perspectiva tan real, pues de acuerdo con los científicos el nivel del mar crecerá un metro para el 2100, esto solo se evitaría con una toma de conciencia universal y de manera inmediata.
Los maldivos han debido tomar acciones de resiliencia como la creación de ciudades flotantes sobre el océano, independientes de la tierra, construidas a partir de sustratos marinos creados con tecnología digital, ciudades de las que existen algunos ejemplos en el mundo. También han realizado la recuperación de algunas Islas mediante diversas técnicas.
Crear ciudades flotantes y adaptarse a vivir sobre el mar es una realidad en Maldivas.
Ciudades sobre el mar
Crear ciudades flotantes y adaptarse a vivir sobre el mar es una realidad en Maldivas. Hulhumalé conocida como la “Ciudad de la Esperanza”, fue edificada sobre una isla recuperada mediante la extracción de millones de metros de arena del fondo marino; esta ciudad tiene por encima de dos metros sobre el nivel del mar y ha sido construida con una visión urbana sostenible, considerando que un tercio de su electricidad es producido con energía solar y el agua dulce se recupera de las lluvias en la época de los dos monzones. Es descrita como la primera ciudad 100% inteligente de Asia. La recuperación estuvo supervisada por la Estación marina Korallium Lab y Kathe Philpot, ecóloga senior de la consultora británica Ecology by Design.
Aliados de la conservación
The Hydrous, “Océanos de acceso abierto” reúne a colectivos de científicos, buceadores y cineastas, diseñadores para visualizar espacios dónde vivir sobre el mar y el diseño de soluciones, realizar monitoreo e investigación local sobre la salud de los mares y los arrecifes, así como una campaña de sensibilización que involucra un interés real en los océanos.
Entre el Fairmont Maldives Sirru Fen y el artista y activista ambiental Jason DeCaries Taylor, crearon el Coralarium: un parque y santuario de esculturas submarinas ubicado en el atolón Shaviyani con inspiración en todo esto como un lugar de preservación, educación y conservación.
Existen numerosos sitios recreativos construidos bajo el agua: restaurantes, suites, clubes nocturnos, entre otros, que son muestra de la adaptación creativa a esta convivencia necesaria con el mar.
La Fundación Soneva apoya proyectos que generan impactos positivos en el ámbito ambiental, social y económico a través de créditos de bonos de carbono para financiar programas en diversos lugares, y para compensar las emisiones producidas por los resorts y el transporte de los huéspedes; en este caso de su resort en Maldivas, Soneva Fushi.
Para ello trabajan con gobiernos y otras organizaciones en la creación de una política compartida y en expansión. Entre sus beneficios se cuentan: proveer de agua potable a 750,000 personas por todo el mundo. 500,000 árboles han sido plantados en Tailandia, lo que significa una mitigación de C02 de 250,000 toneladas, entre otras.
Están entre los complejos de eco-lujo pioneros en turismo sustentable. En el Atolón Baa colabora un equipo apasionado, activista y maestro de la innovación que ha creado una comunidad próspera y proactiva con la naturaleza. Más que dueños, se describen guardianes de su espacio donde ofrecen, además de experiencias a medida, una opción para el descubrimiento.
En Soneva han creado el primer túnel de viento para reciclar los residuos de vidrio (50 toneladas diarias) para transformarlo en obras de arte, algunas realizadas por los propios huéspedes quienes aprenden a soplar vidrio en el taller- galería-tienda del resort.
Una creación de conciencia sobre el protagónico papel que todos interpretamos en los resultados de 2021.
Texto: Maruchy Behmaras ± Foto: hoodh-ahmed, soneva© Asset Bank 2021, sebastian pena lambarri