Ocupando la Grande Galerie en el Centre Pompidous desde el 5 de mayo hasta el 9 de agosto del 2010, la exhibición Dreamland reflexiona, por primera vez, la pregunta de cómo las Ferias Mundiales, las exhibiciones internacionales, los parques de diversiones e instituciones similares han influenciado ideas sobre la ciudad. Duplicando y reduplicando la realidad, integrando una estética de acumulación y de collage que frecuentemente se acerca al kitsch, estos cercados mundos paralelos repetidamente ofrecieron inspiración a las prácticas artísticas, arquitectónicas y urbanistas del siglo XX, y hasta se podría decir que han servido como modelos para ciertos desarrollos contemporáneos.

La exhibición multidisciplinaria reunió más de 300 obras de arte moderno y contemporáneo; arquitectura, cine y documentos recolectados de numerosas colecciones públicas y privadas. Diseñado como una experiencia al mismo tiempo divertida y educacional. También ofreció la primera exploración comprensiva sobre el tema, invitando al público a pensar en cómo la ciudad es imaginada, y cómo esta imaginación encuentra expresión en proyectos concretos.

 

 

Las Ferias Mundiales, los parques de diversiones contemporáneos, Las Vegas durante los años de la década de los 50 y 60, Dubai del siglo XXI: todos éstos han ayudado a atraer un profundo cambio a nuestra relación con el mundo, nuestra concepción de la geografía, del tiempo y de la historia, de nuestra idea de lo original y lo reproducido y del arte y no arte.

Los mundos de ensueño de las sociedades ociosas han moldeado la imaginación, nutriendo fantasías utópicas y las producciones artísticas. Pero también se han vuelto realidades:  el pastiche, la copia, lo artificial y lo ficticio se han convertido en hechos del entorno en donde la vida real se desenvuelve, y sirven como modelos para entender y planear la vida social, borrando la línea entre la imaginación y la realidad.

Desde el pabellón del Sueño de Venus de Salvador Dalí para la Feria Mundial de Nueva York en 1939, hasta los manifiestos de Venturi y Brown “Aprendiendo de Las Vegas” y la obra de Rem Koolhaas “Delirando en Nueva York las dieciséis secciones de la exhibición sirvieron para mostrar la historia de una relación compleja y problemática.

 

 

Acogiendo ideas de la ciudad como un escenario o collage. En esta exposición un gran número de desarrollos han encontrado inspiración en las visiones fantásticas de lo urbano, desarrolladas dentro de espacios confinados como lo serían los parques de diversiones y las Ferias Mundiales. El título de esta exhibición fue una referencia a Dreamland, que abrió sus puertas en Coney Island en 1904 en Nueva York. Dentro de sus atracciones hay un viaje en pequeños barcos por canales Venecianos flanqueados por las fachadas de pinturas, y una replica de los montes suizos. Destruido por un incendio en 1911, Dreamland fue pionero de un tipo de arquitectura de sensaciones, sueños y entretenimiento que se expandían  por el mundo en el siglo XX.

El parque de diversiones abrió en Coney Island, en las afueras de Nueva York, en 1904. La elegancia de su arquitectura, y la originalidad de sus atracciones fueron suficientes para atraer la atención del mundo. Luna Park abrió sus puertas en 1909, lo cual atrajo a un gran número de visitantes, entre ellos artistas como Constantin Brancusi, Fernand Léger y André Breton. El parque de diversiones se convirtió en un punto de contacto entre cultura popular y el mundo del arte.

 

 

En 1899 la Feria Mundial de París pasó por un periodo de cambio: si en un principio dedicaba todo su espacio a la presentación de avances científicos y tecnológicos, ahora se exponían piezas de entretenimiento. Un ejemplo de esto es la Torre Eiffel que fue construida para la Exhibición de Paris, donde la modernidad tecnológica no es útil, sino cubre el apetito de asombro y espectáculo. Otros son las, pagodas Chinas que se posicionan a lado de tradicionales hogares alemanes, templos Khmer y palazzi italianos. La yuxtaposición de emblemáticas arquitecturas nacionales es típica de este mundo de fantasías que la gran exhibición internacional luego heredaría al parque de diversiones que surgió después.

Salvador Dalí diseño su obra surrealista el pabellón “Sueño de Venus” para la zona de entretenimiento de la Feria Mundial de Nueva York en 1939. Creando un contraste con las formas geométricas de los pabellones oficiales de la Feria, Dalí invitaba al público a entrar dentro de las curvas y las cabriolas del Art Nouveau, dentro de su inconsciente y su vida erótica.  El mundo voluptuoso de las ninfas de agua fue inspirado por la peculiar arquitectura de las fachadas, adornadas con copias de la obra de Botticelli “El Nacimiento de Venus” y “San Juan Bautista” de Leonardo Da Vinci. Dentro de éste, la “sección seca” incluía una Venus desnuda estrechando su cuerpo sobre una cama de satín rojo, poseída por un sueño erótico; mientras que la “sección mojada” presentaba un ballet de ninfas debajo del agua, dentro de un gigantesco acuario. Anticipando los movimientos de los artistas Pop, Dalí dejo que su arte nadara hacia las aguas de la cultura popular y el nuevo ocio.

 

 

Texto: Andrés Ordorica ± Foto: Andreas Gursky, VG BILD-KUNST, Bonn.