Exploran los misterios de la antártica
Dos compositores extraordinarios se han visto atraídos por los misterios del Ártico, legando testimonios formidables.
El inglés Ralph Vaughan-Williams (1872-1958) y el finlandés Einojuhani Rautavaara(1928) brillan comunicando una imaginación e impresiones totalmente diferentes.
Ralph Vaughan-Williams nació en Down Ampney, en Gloucester, Inglaterra el 12 de octubre de 1872. Escribió su primera pieza musical a los 6 años. Inició estudios de piano en la niñez con profesores particulares. Siguió su preparación en Rottingdean y Charterhouse (1882-1890). Escribe un notable Trío para Piano y es admitido en el Royal College of Music de Londres quedando bajo la tutela de Hubert Parry y Charles Stanford. Pasó después dos años en el Trinity College de Stanford cultivando todas sus actividades musicales. Su contribución a la música folklórica inglesa es invaluable y viceversa. Sus investigaciones en la música del pasado lo liberaron de una injusta negligencia.
Cuando Vaughan-Williams descubrió cantos navideños, madrigales, canciones folklóricas y danzas del periodo Tudor, las absorbió y las incorporó a sus múltiples pensamientos musicales. Aplicó fuerza e inspiración. Todo se refleja en el gran legado que nos dejó. En 1897 se casó con Adeline Fisher y vivió en Alemania estudiando composición con Max Bruch. Al regresar a Inglaterra se aplicó a la tarea de la composición bajo la influencia de Johannes Brahms. Sus tres Norfolk Rhapsodies (Rapsodias de Norfolk), de las cuales sólo sobrevivió la primera, manifiestan este idioma que en él es único. Estudió después en París con Ravel y enriqueció su técnica. Nacen poco a poco expresiones formidables como On Wenlock Edge, su primera sinfonía; la Sinfonía del mar, la Fantasía sobre un tema de Thomas Tallis y se coloca como el compositor británico más importante de su tiempo.
Durante la Primera Guerra Mundial estuvo en el servicio activo del Ejército Territorial Militar como asistente en un hospital en el frente. Esto fue en Francia y Macedonia. Después impartió la cátedra de composición en el Royal College of Music y continuó hasta su muerte en 1958. Murió en su casa de Londres al lado de su segunda esposa, ya era viudo en agosto de 1958, y el 19 de septiembre fueron enterradas sus cenizas en la Abadía de Westminster.
Sinfonía antártica para soprano, voces femeninas y orquestra
Sus secciones son: 1) Preludio, 2) Scherzo, 3) Paisaje, 4) Intermezzo y 5) Epílogo.
El compositor tenía 70 años cuando compuso su primera partitura para el cine. Como Sinfonía antártica, se estrenó en Manchester el 14 de enero de 1953, siendo su origen una obra anterior; la música para la película Scott of the Antartic, estrenada en 1949. En su cronología es la séptima sinfonía. El tema presenta al hombre luchando con los invencibles elementos de la naturaleza. La filmación relata la fallida expedición de Sir Robert Scott al Polo Sur en 1911-12 y la música, no forma una sinfonía convencional sino movimientos que expresan estados de ánimo, reacciones, misterio, asombro y esperanza. La orquestación es inmensa y el canto sin palabras de la soprano solista marca un helado terror. La oposición del hombre y la naturaleza se siente de inmediato y vuelve a aparecer al final. Las animales son descritos con humor e incluye ballenas y pingüinos.
El paisaje de regiones heladas llega a dejarnos fríos. El texto que usó Vaughan Williams y que no siempre se utiliza en ejecuciones en vivo, incluye el diario del capitán Scott. El epílogo nos dice: “No me arrepiento de este viaje, tomamos riesgos, sabíamos que los tomábamos, las cosas han resultado en nuestra contra, así es que no tenemos derecho a quejarnos”. (De la última bitácora del capitán Scott).
Einojuhani Rautavaaranació en Helsinki en 1928 y después de Jean Sibelius, es el compositor más importante nacido en Finlandia. Estudió en la Academia Sibelius siendo su maestro principal Aarre Merikanto. Entre 1948 y 1952 asiste al Juilliard School of Music en Nueva York trabajando con luminarias como Vincent Persichetti, Roger Sessions y Aaron Copland. Fue ganador del certamen Thor Johnson por su composición Un réquiem para nuestro tiempo (1964). Entre 1957 y 1959 imparte su cátedra en la Academia Sibelius y es archivista musical de la Orquesta Filarmónica de Helsinki. Lo nombran profesor de Composición en la Academia Sibelius, otro reconocimiento importante (1976-1990).
Padece una disección aórtica en 2004 y estuvo en cuidado intensivo por seis meses. Ya recuperado continuó creando obras fascinantes.
Rautavaara es hoy día un músico de nuestro tiempo, accesible y creador de sonoridades de una fina textura, hasta explosiones orquestales que parecen describir todo el universo. Es un músico versátil y prolífico que cultiva una variedad de formas y estilos. Después de experimentar en la técnica serial optó por crear su propio mundo sonoro: místico, expansivo, melodioso, cuestionante y cuya orquestación es una maravilla de inventiva.
Usa títulos místicos para muchas de sus composiciones sinfónicas, podemos citar Ángeles y visitaciones, Ángel de la luz (Sinfonía No. 7), Anunciaciones y Vigilia.
Cantus Articus Op. 61
Concierto para aves y orquesta
Los Cantus Articus (Cantos del Ártico) fueron comisionados por la Universidad del Ártico de Oulu para una ceremonia de obtención de grados escolares. En lugar de escribir una cantata festiva convencional para coro y orquesta, escribió un “Concierto para aves y orquesta”. Los sonidos de las voces de las aves fueron grabadas en el círculo ártico y los pantanos de Liminka.
El primer movimiento, Suo (El pantano), abre con dos solos de flauta. Gradualmente se les unen otros instrumentos de aliento y los sonidos de los pájaros del pantano en la primavera. Finalmente las cuerdas entran con una amplia melodía que podría interpretarse como la voz y estado anímico que camina en estos lugares salvajes. En Melankolia, el pájaro seleccionado es la alondra de playa, cuyo canto ha sido modificado para que resulte un “pájaro fantasma”. Jout muuttavat (Migración de cisnes) presenta a cuatro grupos instrumentales diferentes en forma aleatoria. La textura se torna complicada y los sonidos de los cisnes migrantes se multiplican también hasta que se pierde en la distancia. Basta cerrar los ojos y dejarse llevar por la increíble imaginación de Rautavaara y el Ártico abre sus portales.
DISCOGRAFÍA DEL ÁRTICO
- Ralph Vaughan-Williams
- Sinfonía antártica
Orquesta Filarmónica de Londres,
Bernard Haitink, director.
Sheila Armstrong, soprano.
Coros de la Filarmónica de Londres (EMI).
- Coros y Orquesta Filarmónica de Londres,
Sir Adrian Boult, director.
Introducciones por Sir John Gielgud.
Grabación histórica que incluye los versos poéticos.
Boult fue un verdadero apóstol música de Vaughan-Williams.
- Einojuhani Rautavaara
- Cantus Articus Op. 61
Orquesta Real Nacional de Escocia,
Hannu Lintu, director (Naxos).
- Orquesta Radio Sinfónica de Leipzig,
Max Pommer, director (BGM Catalyst).
Texto: Ricardo Rondón ± Foto: F. Axel Carranza