La fuerza más poderosa de Escandinavia
Se reunieron los dioses, todos, en asamblea, y tomaron consejo los sagrados dioses; la luna llena y la nueva ellos designaron, nombraron la mañana, también el mediodía, la tarde y la noche, para contar los años”.
Völuspá: o la visión de la adivina, dirigida a Odín. Edda poética, 1270
Vikingo es el patronímico con el que mejor conocemos a los pueblos germánicos originarios de Escandinavia, una región formada en su mayor parte por los países que hoy conocemos como Suecia, Noruega y Dinamarca. La población vikinga se concentraba principalmente en las contemporáneas zonas de Estocolmo, Gotemburgo, Oslo, y en el territorio danés durante los siglos VII al XII –una etapa conocida como la Edad Vikinga.
A lo largo del Siglo IX, las pequeñas monarquías que dividían Escandinavia fueron unificadas en tres reinos: Suecia, Noruega y Dinamarca, cuya distribución distaba –territorial y geográficamente– de sus características actuales. Las evidencias históricas indican que fueron los daneses (como también se les conoció), quienes comenzaron las incursiones vikingas a partir del 793. En el año 810, ya tenían un poderoso ejército y una flota de 200 barcos, comandados por el rey Godofredo I de Dinamarca; quien se enfrentó a Carlo Magno. Las invasiones vikingas se acrecentaron a partir del año 835.
EXPANDIENDO LOS LÍMITES DEL MUNDO CONOCIDO
El lenguaje de todos los clanes vikingos era el nórdico antiguo, una lengua de la familia germánica. Adoraban a las mismas deidades, llevaban a cabo ritos semejantes y percibían la vida y la muerte tal como era concebida y contada en la mitología nórdica o escandinava. Se caracterizaron por ser grandes navegantes, pues poseían una formidable sabiduría en cuanto a tradiciones navales; lo que les permitió desarrollar el drakar y el sneakar, barcos vikingos que tenían diversas funciones. Eran capaces de navegar grandes distancias y desafiar los mares del mundo, ayudados por su conocimiento de la astronomía, el aprovechamiento de las corrientes oceánicas, la fuerza de los vientos e incluso el uso de relojes de sol y de la piedra solar –una forma natural de cristal de calcita que les permitía seguir la ubicación del sol aun en los días invernales y de tormentas.
También se distinguieron por ser valientes e implacables guerreros, así como experimentados estrategas. Eran hábiles comerciantes que importaron a través de las rutas que establecieron: plata, seda, especias, armas, vino, vidrio, cerámica, y piedras preciosas entre otros insumos; a la vez, exportaban miel, trigo, lana, pieles, plumas, marfiles, ámbar y estaño, entre otros. Fueron expertos en el cultivo de la tierra y en la cría de ganado. Además eran creativos artesanos y orfebres, capaces de producir magníficos collares, brazaletes, broches y figuras con materiales preciosos. Fueron sensibles poetas e incansables narradores de sus mitos tradicionales, ya que transmitían de esta forma sus conocimientos de generación en generación. Algunos vestigios de su escritura lo constituyen los textos rúnicos, así como el alfabeto futhark joven, que se usaba entre los años 850 al 1150 y que constaba de 16 runas o símbolos, cuyas transcripciones son una fuente invaluable de información.
Durante casi 300 años (del 8 de junio del 793 al 25 de septiembre de 1066), los vikingos ejercieron gran predominio sobre diversos territorios: Gran Bretaña, Escocia e Irlanda, la costa de Francia, España, los Países Bajos, Alemania, islas Feroe, las Orcadas y las Shetland. Llegaron a los confines de Europa oriental, donde sentaron los primeros cimientos de lo que sería Rusia. Alcanzaron la capital bizantina de Constantinopla y lugares tan lejanos como Jerusalén, Bagdad o el Mar Caspio. Colonizaron los territorios de Islandia, Groenlandia y Vinlandia (Isla Terranova y zonas costeras del Golfo de San Lorenzo, conocido como Nueva Escocia, Canadá). En 2015 se descubrió un nuevo asentamiento vikingo en esta zona, de unos mil años de antigüedad, es decir, unos quinientos años antes del viaje de Cristóbal Colón a América, lo cual también se ha demostrado recientemente por pruebas genéticas.
Los también llamados “hombres del norte” no corresponden exactamente a la imagen bárbara y salvaje más difundida sobre ellos; ya que habrían desarrollado su propia estructura social dividida en tres estratos: los jarls, también llamados condes o guerreros, los karls o campesinos, y los thralls o siervos. Crearon uno de los primeros parlamentos del planeta, conocido como Thing, mediante el cual se regían todos los asuntos de sus sociedades. Elegían y podían destituir a sus reyes; los campesinos poseían algunos derechos como el uso de armas, y el privilegio de integrar la asamblea local (Thing) por su condición de propietarios de tierras; a los esclavos se les permitían algunas posesiones y en ocasiones podían comprar o ganarse su libertad. A las mujeres se les reconocía un status social, económico y organizativo. En la actualidad, los países escandinavos son los principales promotores de los movimientos feministas.
Texto: Felipa Avilés ± Foto: Copyright Wonderful Copenhagen / GRA / WALHERE / © NATIONALMUSEET / GETTYIMAGES / MAURICE HURLEY BAM IRELAND / Heiner Müller-Elsne / PAPER2YOU/ CHESS / E. LESSING / WPD / Museo Arqueológico de Alica / NICK SCHAADT, MUSEET PÅ SØNDERSKOV / JUTTA GRUDZIECKI / WPD / NGS / PROVIMENT METAL / THE MYTHOLOGUY / Rolf Hicker / Corbis / Cordon Press / PVT