Una obra con historia que se sigue escribiendo.
La controversia continúa.
Pablo Picasso cumplió 138 años en octubre y el próximo abril 2020, se cumplirán 82 años de la realización de su más grande obra: El Guernica.
El arte suele reflejar los tiempos de la vida del artista, el clima político, intelectual y cultural de su era; lo que los alemanes llaman Zeitgeist, nosotros lo traducimos como el “espíritu del tiempo.” La monumental pintura al óleo de Picasso, El Guernica acusa, inequívocamente, el espíritu del tiempo en el que el malagueño realizó la obra, y se vuelve fundamental enmarcar la creación de la pieza en su preciso contexto histórico.
Corría el año de 1937, el mundo veía venir con angustia el inicio de la Segunda Guerra Mundial y España se encontraba sumida en una Guerra Civil. Las fuerzas republicanas del Frente Popular se enfrentaban a las tropas franquistas. Estos últimos recibían el apoyo de la Alemania de Hitler y la Italia de Mussolini. El 26 de abril de ese año, la Legión Cóndor de la aviación nazi, bombardeó la villa vasca de Guernica. La población quedó completamente destruida. La importancia de este poblado en el país vasco es simbólica. Guernica resguarda desde hace siglos El árbol de Guernica (Gernikako Arbola en euskera) sagrado para los vascos. Este roble ha representado, desde el siglo XIV, las libertades de Vizcaya y los vizcaínos, y por extensión las del pueblo vasco.
Ese mismo año, París fue la ciudad sede de la Exposition Internationale des Arts et Techniques dans la Vie Moderne que se inauguraría durante la primavera. Quizás el pabellón más notable fue el de España, a cargo del arquitecto Josep Lluis Sert. Comenta Rosario Peiró, directora del Área de Colecciones del Museo Reina Sofía, “Cuando el gobierno Republicano decide tomar parte en la Exposición Internacional de Paris del 37, quiere hacerlo de una manera importante. Invita a los grandes artistas españoles a que participen.”
Picasso caminaba por la memorable senda de Goya y sus Fusilamientos (1814) o de Velázquez con su Rendición de Breda (1635). En esta ocasión sería el Gobierno de la Segunda República Española, con el telón de fondo de la guerra civil, quien encomendara la obra con el fin específico de despertar simpatías a la causa republicana.
El Guernica denuncia con violencia brutal el presente de la España de la década de los 30’s, pero hunde sus raíces en sus figuras mitológicas, populares, eternas, de un valor simbólico conocido. Personajes de la composición como el toro bravo y el caballo, tienen resonancia simbólica de Iberia. En medio de la tragedia, la muerte y la destrucción el toro y el caballo aun saben a tauromaquia. Así, brillante y ágil, en blanco y negro matiza dolor y tradición, pinta prosa y hace poesía. Alegorías, metáforas y simbolismos con los que el pueblo se identifica y acoge con especial fervor las imágenes y hace suya la protesta contra el horror y la muerte. Es la acogida popular y no la idea política de donde recibe la obra su grandeza.
¿Dónde debe estar El Guernica?
Una vez derrotado el gobierno de la República, el material del pabellón queda a la deriva y Picasso presenta la pieza en diferentes exposiciones alrededor del mundo. Viajes de recaudación, con el fin de ayudar a los exiliados y a los refugiados de la guerra civil española. Al estallar la Segunda Guerra Mundial, el artista decide dejar la obra en el MoMA de NY.
Al morir Franco en 1975, dos años después de que muriera el artista, comenzaron las negociaciones con el MoMA y la obra terminó en Madrid, en el Casón del Buen Retiro, anexo del Museo del Prado. En 1992, es trasladado al Reina Sofía, museo de arte moderno y contemporáneo.
Andrés Úbeda, Director Adjunto de Conservación e Investigación del Museo Nacional del Prado, asegura que “Picasso había mostrado su interés y su voluntad de que el cuadro terminase en El Museo del Prado, era un pintor que tenía una enorme conciencia histórica.”
En la opinión de Úbeda, “El problema es que El Reina Sofía tiene la vocación de ser un museo de arte estrictamente contemporáneo. El Guernica se creó en 1937, vamos para el primer centenario de una pintura que ya no es tan moderna. Entonces, la conciencia que todos tenemos es que algún día El Guernica y Picasso en su conjunto volverán al Museo del Prado.”
Texto: Maite Basaguren ± Foto: Fernanda Chandler.