El sol había desaparecido mucho tiempo antes y mi avión de Calm Air aterrizaba en Churchill, un pueblo aislado a la orilla de la Bahía de Hudson, en el gran norte. Hacía -12 grados y el suelo estaba tapizado de nieve; la ciudad adormecía, un zorro dio vuelta en una esquina de las siete cuadras que componen el pueblo, sola, las luces se reflejaban en la noche negra.

Apartado, en un tranquilo istmo de nueve exuberantes hectáreas, con espectaculares vistas al Océano Pacífico, el St. Regis Punta Mita Resort representa un refugio privado e íntimo, donde el arte y la naturaleza se combinan a la perfección.

Cuando llegué a Tokio, se respiraba un aire de una ciudad en movimiento como si los edificios mismos se movieran animados por la muchedumbre que invadía las calles, las tiendas, los trenes.

En pleno Tokio, la calle de Ginza es un centro de consumo de productos de lujo, distrito que es famoso por sus mujeres elegantemente vestidas y los exorbitantes precios de los inmuebles; de las más solicitadas por los comerciantes de todo el mundo.

 Con una soberbia ubicación en el prestigiado distrito financiero de la ciudad, el Mandarin Oriental Tokio es un hotel que brinda una elegancia contemporánea en Nihonbashi, centro histórico y cultural del comercio en Tokio.