El mar turquesa, las playas de arenas blancas y sus jardines son un edén donde se han sembrado hermosas casitas. Las figuras de piedra de los dioses hindúes vigilan ese paraíso creado para sentir el nirvana, entre los rugidos de la cascada que alimenta las aguas de un estanque lleno de animalitos.

Exclusividad, confort y diversión son sólo algunas de las características principales de este complejo, considerado uno de los más grandes de América Latina. Ubicado en la Zona Dorada de la ciudad, El Cid Resorts Mazatlán promete complacer a los sentidos y llevar a cabo toda fantasía vacacional, ofreciendo una gama de actividades que incluyen relajamiento, deportes, paseos y más.

La torre de lujo de El Cid El Moro cuenta con 294 habitaciones con vista al mar y una impresionante alberca con cascadas. Este lujoso hotel está localizado en la Zona Dorada, a unos cuantos pasos del principal centro comercial y zona restaurantera. 

La exquisita decoración y arquitectura mediterránea, el lujo y exclusividad se podrán encontrar en El Cid Marina Beach Hotel and Yacht Club, en una elegante atmósfera del club de yates, con las embarcaciones de lujo procedentes de todas partes del mundo. 

Esta suite es la habitación más exclusiva del hotel El Cid Castilla. Cuenta con una cama king size y dos dobles, con la opción de dos camas dobles adicionales. Tiene tres baños completos y uno sencillo, un jacuzzi o tina caliente, cocineta y todos los servicios necesarios como aire acondicionado, televisión con satélite y teléfonos con línea directa. 

Estilo auténtico mexicano se une con la comodidad en amplios y vanguardistas espacios. La Junior Suite de Pueblo Bonito Mazatlán fue diseñada y habilitada con todos los servicios, entre los que se encuentran televisión con recepción de satélite, baño completo, comedor, cocineta, vajilla, cristalería y cubiertos para cuatro personas, cocineta, horno de microondas, refrigerador, tostador y cafetera.

Se cree que ori­gi­nal­men­te eran pi­ra­tas que ve­nían des­de un fior­do cer­ca de Os­lo, pa­ra ata­car las al­deas del Bál­ti­co, has­ta lle­gar a Ale­ma­nia, In­gla­te­rra, Fran­cia e Ita­lia, por un la­do, o ha­cia el es­te na­ve­gan­do los ríos de Ru­sia y lle­gan­do has­ta Bi­zan­cio. 

Los Pueblos Mágicos, reconocidos como tales por la Secretaría de Turismo, no son sólo poblaciones pintorescas, además de ello poseen una adecuada oferta de servicios, rutas carreteras accesibles y un patrimonio urbano que ha sido preservado del paso del tiempo.

El tren nos de­jó en la pe­que­ña es­ta­ción de Do­ver y fi­nal­men­te lle­ga­mos al puer­to pa­ra abor­dar el ex­cep­cio­nal Mi­ner­va II, que nos lle­vó ha­cia el mun­do de los vi­kin­gos, ha­cia la ca­pi­tal de los za­res y las ciu­da­des del nor­te, en 15 días que du­ró la tra­ve­sía.