Sin duda el mar fue uno de los primeros grandes obstáculos que enfrentó el hombre en sus travesías. Pero no cabe duda que nunca ha sido una limitante a su capacidad de superar retos.
Las perezosas aguas del río Nilo eran casi ideales para el transporte, aunque las tormentas ocasionales podrían poner en peligro el envío, o bien la falta de viento la levantase. Desde los primeros tiempos, los egipcios construyeron barcos para el transporte, la pesca y el disfrute.
Con la consolidación de la cultura griega se produjo la primera gran expansión marítima de carácter eminentemente colonial de la historia.
Los turcos fueron introducidos a la mar por primera vez cuando se establecieron en Asia Menor en 1071. Ellos comenzaron a navegar hacia las aguas azules para estudiar el mundo místico de los mares sin fin, que les recordaban a la eternidad.
Historias de galeones y marinos, de tesoros hundidos, combates en mar abierto, expediciones oceánicas y conquistas…
Hay lugares que nos hacen sentir como en casa aunque estemos lejos de ella. Espacios dispuestos a sorprendernos y crear en nuestra memoria momentos a los que recurriremos una y otra vez, esto en conjugación con aquello que esperamos de lugares recluidos se ha plasmado en una lista que combina un diseño insuperable, un personal único, y paraísos en las costas más exclusivas del mundo
Hasta 1795, los Países Bajos fueron una confederación de Estados (una unión de Estados Independientes que forman un Estado partiendo de un tratado), la República de los Siete Países Bajos Unidos. Las siete provincias que formaban la unión seguían siendo autónomas, pero regulaban conjuntamente la política exterior y la defensa.
¿Qué harías si el hotel boutique de Librije, que cuenta con uno de los dos restaurantes de tres estrellas Michelin en los Países Bajos se encuentra en Zwolle, a cien kilómetros de Amsterdam dónde me encuentro?
Todo empezó en una humilde posada construida en 1638 y que pocos años después se fue extendiendo hasta la ribera del río Amstel. El nombre del rio deriva del antiguo neerlandés Aeme stelle que significa área con abundante agua o lo que es lo mismo, “dique del rio Amstel” dando así el nombre a la ciudad de Ámsteler-damme.