Si los deseos fueran realidad, ya estaría viajando en carroza por los valles de Moravia, en el lado oriente de lo que es hoy la República Checa. Pasearía por los bosques que coronan las colinas de Bohemia al oeste y visitaría a mis amigos en la accidentada Silesia, en el norte.
Un día, en su intento por cazar un ciervo en medio del bosque de Bohemia Occidental, el Rey Carlos IV encontró unas fuentes de aguas termales que inmediatamente le hicieron olvidar su primer propósito. Sin entrar en mucho detalle, digamos que este real descubrimiento derivó en la fundación de Karlovy Vary (1349) , ciudad también conocida como Karlsbad; en checo y alemán, respectivamente, ambas voces significan “El Balneario de Carlos”.
A la orilla del río Moldava, el Four Seasons Hotel Praga juguetea con los siglos de su historia y su arquitectura, más todo el lujo y las comodidades del mundo moderno. Se localiza en medio de la vibrante Ciudad Vieja, cerca del Puente Carlos y del reloj astronómico, está integrado por un edificio contemporáneo que une tres edificios históricos (clásico, renacimiento y barroco del siglo XVIII), logrando dar al hotel un ambiente único.
En la parte inferior de los Alpes están los lagos italianos. Custodiados por dos culturas emblemáticas, la suiza y la italiana, ofrecen lo mejor de ambas. Preguntarse acerca de la grandeza del mundo es encontrarse en los lagos italianos.